sábado, 25 de enero de 2014

Sistemas de riego alternativos

Sistemas de riego alternativos

En aquellas regiones donde las inclemencias del tiempo provocan largos periodos con escasez hídrica, como es el caso de la región  mediterránea, se hace necesario un aporte extra de agua para garantizar la supervivencia de nuestras plantas y árboles.

A parte de los sistemas convencionales de riego que podemos encontrar en la agricultura y jardinería (aspersión, goteo, inundación, nebulización,...) existen otros tipos más desconocidos e interesantes, que se han usado ocasionalmente para evitar la muerte por estrés hídrico de los brinzales plantados tras repoblaciones forestales, en  zonas con escasas precipitaciones, áridas o subdesérticas.

Estos sistemas se caracterizan por un aporte de agua muy localizado y de baja frecuencia que sin embargo se hace imprescindible en aquellos meses de verano que las precipitaciones son nulas y la humedad ambiental es muy baja.

Estos sistemas se pueden clasificar en:
  • Microrriego a través de recipientes enterrados o superficiales como tarros de barro, botes; cápsulas porosas; botellas de plástico; bolsas.
  • Riego por goteo solar.
  • Microrriego por medio de tubos verticales de PVC, PE, tallos huecos; tubos porosos.
  • Riego con cajas de agua (Waterboxx).
  • Riego mediante mechas o cuerdas.
  • Pantallas atrapaniebla.

Microrriego a través de recipientes enterrados:
Este es uno de los sistemas de riego más antiguos conocidos ya usados por los chinos en el siglo I a.c o incluso antes y posteriormente por diversas civilizaciones hasta llegar a la actualidad, donde algunos agricultores aún lo siguen empleando para cultivar árboles frutales de secano.

Es un método muy simple que consiste en enterrar pequeños recipientes de barro cocido al lado de los brinzales. Estos recipientes tienen la capacidad de rezumar agua, ya que están elaborados con materiales porosos. Al enterrar el recipiente con agua en su interior, éste la ira cediendo por diferencial hídrico y con un flujo lento y prolongado, aportando a la planta agua cuando sus necesidades sean más elevadas, ya que a mayor temperatura, mayor sequedad del terreno y por tanto mayor aporte por filtrado.

Riego a través de recipientes de barro
Cabe destacar que estos recipientes han de tener cierta capacidad, de uno a tres litros, preferentemente altos y redondeados, con cuello y boca estrechos, de modo que puedan ser tapados con facilidad y evitar así una posible evaporación. La panza del recipiente ira enterrada cerca del cepellón del árbol plantado, dejando en el exterior el cuello para ir rellenándolo cuando sea necesario.


Recipientes válidos para el riego subterráneo



También hay que mencionar que recipientes esmaltados o barnizados no sirven, ya que al aplicarle estas sustancias se tapan los poros impidiendo la traspiración del agua.

Este sistema se ha llevado a cabo en ciertos lugares con unas características del suelo y del clima  adversas y donde se ha comprobado el éxito de las repoblaciones.

Actualmente podemos encontrar en el mercado elementos que permiten regar nuestras plantas de una manera más eficiente, pero basados en el mismo método descrito anteriormente. En la imagen inferior podemos observar un sistema de riego que consiste en un cono de material cerámico que se enrosca a una botella y se clava en el sustrato. Según la sequedad del suelo irá pasando mayor o menor cantidad de agua a la planta.
Riego con cono cerámico
 
Riego por goteo solar.
Este sistema de obtención de agua se basa en un método conocido desde la Edad Media y que consiste en destilar aguas saladas, contaminadas o no potables y transformarlas en potables.
En un recipiente cerrado por su parte superior por un cristal y con agua en su interior, se expone a los rayos del sol, éste va evaporando el agua contaminada del interior del recinto y al entrar en contacto con el cristal superior se condensa en el mismo y se van acumulando gotitas, hasta que finalmente y por efecto de la gravedad se desplazan hasta un receptáculo donde se acumularán en forma de agua destilada.
Destilador solar
























Este método supone una gran ventaja en aquellas zonas desérticas, áridas o marítimas donde no se posee agua dulce potable para beber o regar, pudiendo emplear para ello aguas salinas, salobres, contaminadas, incluso orina. Obteniendo a partir de estas sustancias cantidades importantes de agua destilada y potable.
 
El sistema de riego por destilación solar se basa en el método anterior. Para ello emplearemos dos o tres garrafas de 5 litros que cortaremos por su parte inferior y otras tres botellas de litro y medio que cortaremos por su mitad y reservaremos su parte inferior.
 
A continuación colocaremos las tres partes inferiores de las botellas de litro y medio en un lugar cercano a la planta y con las partes superiores de las garrafas de 5 litros las cubriremos como se ve en la imagen inferior. La garrafa la introduciremos unos centímetros en la tierra para evitar que se vuelque por el viento y además, conseguir un recipiente totalmente cerrado.
 
Una vez tenemos listos todos los elementos podemos abrir los tapones de las garrafas y llenar los culos de las botellas de medio litro que están en el interior, procediendo a su cerrado tras su llenado.
Ahora solo hay que dejar que el sol evapore el agua de su interior, que al entrar en contacto con las paredes de la garrafa, precipitará en forma de gotitas que llegarán a la tierra y por tanto la planta podrá absorber dicha humedad.

Este sistema es muy interesante y efectivo, ya que aporta agua cuando las necesidades de la planta son mayores, esto se debe a que cuanto más calor haga y más humedad necesite la planta, más agua se evaporará y condensará en las paredes de la garrafa, precipitándose hacia el suelo e infiltrándose.
Riego por goteo solar

Tomateras regadas por goteo solar.
Riego por tubos de PVC.
Este método cosiste en aplicar riegos subterráneos y localizados, lo más próximamente posible a las raíces del brinzal. Se pueden emplear para ellos varias variantes de este método.

En primer lugar, podemos emplear tubos rígidos de Pvc, que enterraremos próximos al cepellón del arbolillo a una profundidad de 30 a 50cm. Al tubo previamente le haremos unos cuantos agujeros de forma que el agua salga con mayor facilidad, por otro lado dejaremos que el tubo sobresalga de la tierra unos centímetros para permitir regar a través de él cuando sea necesario.

La idea es que el bulbo húmedo se encuentre a suficiente profundidad como para evitar que el sol evapore el agua que irá destinada a regar nuestros árboles.
Riego por tubo de PVC
 Para el sistema anterior se podría sustituir los tubos de PVC por algún tipo de material vegetal hueco, del tipo de las cañas gruesas, de esta manera emplearíamos materiales orgánicos y degradables, que no tendríamos que molestarnos en quitar cuando el árbol ya haya alcanzado una talla mayor.

Otra variante del sistema anterior, sería mediante el uso de tubos plásticos pero esta vez flexibles, teniendo en cuenta que deben tener suficiente grosor como para evitar que el peso de la tierra los aplaste y nos impida el riego.
Tubo corrugado de plástico ideal para el riego subterráneo.

Estos tubos irían enterrados alrededor del cepellón en forma de espiral, con los agujeros previamente realizados, de esta manera se aportaría una mayor cantidad de agua y además se distribuiría más uniformemente alrededor del cepellón. Ver imagen inferior.
Riego con tubo enterrado



Caja de agua waterboxx:
La caja de agua waterboxx es un novedoso invento que permite cultivar plantas y árboles en lugares de extrema sequedad. Consiste en un recipiente del tamaño de un rueda de motocicleta con una apertura en el centro, donde iría el árbol joven o una semilla plantada en el terreno. El recipiente en su interior lleva agua, que esta conectada al suelo a través de una mecha que produce el trasvase del recipiente al sustrato.

Por otro lado, la cubierta del recipiente esta diseñaba para atrapar la lluvia o lo que en más interesante la humedad del aire, condensándola en su superficie y por gravedad dirigiendo las gotas hacia su interior. Además, previene la evaporización del agua de la tierra y protege las raíces contra el sol, el viento, las malezas y los roedores. Después de un año, el árbol es lo suficientemente fuerte para crecer por sí solo y la caja se puede retirar y reutilizar con facilidad.

Waterboxx
Riego con mechas o cuerdas:
El método de riego con mechas se viene empleando en jardinería desde hace mucho tiempo, ello nos permite prescindir del riego durante periodos de tiempo más o menos largos.
 
Es un sistema muy sencillo que consiste en introducir una mecha o cuerda gruesa alrededor del cepellón de nuestra planta o árbol y la misma cuerda se introduce en un recipiente con agua.
La mecha se irá empapando y por osmosis las raíces atraerán esa agua hacia la planta.
 
Es recomendable introducir la cuerda dentro de un tubo o trozo de manguera de modo que el sol no evapore el agua que va circulando a través de la mecha..
Riego por mecha

Bonsái regado con mecha
Pantallas atrapaniebla.
 
Las pantallas atrapanieblas, están destinadas a la captación de humedad nocturna que se encuentra cercana al suelo. Se inició como alternativa en regiones donde no hay agua, o donde el líquido elemento es tan escaso que hay que adoptar otras vías alternativas para poder plantar.
 
El funcionamiento es simple, se trata de poner una especie de pared a la niebla que asciende con la noche o en su caso, la formada por el enfriamiento nocturno, que forma el rocío. En esa pared se depositan minúsculos corpúsculos de agua, que van formando gotas. Por su peso se desplazan hacia abajo, donde un canal colector lleva el agua resultante a las raíces de la planta, o a un depósito, si se quiere utilizar después.
 
Pantallas atrapanieblas
 
El sistema permite interceptar el flujo de la niebla de alta densidad o humedad. Para esto es necesario ubicar los paneles en dirección perpendicular al viento y si se cuenta con montes o montañas, lo ideal es colocarlas de cara al viento, en alturas variables que pueden ser de unos 300 a 800 metros sobre el nivel del mar. La idea es atrapar la niebla cuando asciende por la ladera, y que queden fijados en ella los corpúsculos de agua.
Cuando esto ocurre, miles de gotas son capturadas por la red extendida, y acumulándose una con otra forman otras más grandes que terminan cayendo por su propio peso a una canaleta plástica o metálica en forma de V que se coloca debajo. Posteriormente, por la misma gravedad, se llevan hacia abajo, a las raíces o a un estanque cerrado para evitar su contaminación con el aire del exterior y mantener su pureza.
 
En definitiva estos son algunos de los sistemas de riego alternativos que podemos emplear en aquellas zonas donde la escasez de agua es un problema. Existen multitud de variantes e ideas que nos ayudan a rentabilizar el agua al máximo, aplicándolas, se nos permite conseguir satisfacer las necesidades hídricas de nuestras plantas, además de mejorar el entorno y su reforestación. Sin duda una eficaz medida para luchar contra la desertización

viernes, 10 de enero de 2014

Repoblación forestal.

 
Repoblando el monte 
 
En la entrada de hoy trataremos el tema de las repoblaciones forestales.
 
El territorio español y en concreto sus masas forestales han sufrido y siguen sufriendo una serie de actividades y fenómenos que contribuyen a la desaparición de la cubierta arbórea, desde aprovechamientos madereros mal gestionados, roturaciones de terrenos para su uso agrícola, pastoreo excesivo o incendios forestales, entre otras actividades, que favorecen la disminución del arbolado.
Estos sucesos no solo producen el retroceso del número de hectáreas forestales sino que además conllevan otros sucesos como la pérdida de la calidad del suelo, la desaparición de una cubierta protectora frente a la lluvia y la consiguiente erosión y desertización, además de aumentar el riesgo de sufrir inundaciones.
 
Para paliar estos efectos se hace necesario en muchos casos una adecuada repoblación forestal.
Tras la Guerra Civil española se aprobó la Ley del Patrimonio Forestal del Estado que tenía como objetivo: elevar la productividad de los montes, repoblar todos los rasos de los montes para conseguir un buen régimen hidráulico, crear los que fueran precisos para satisfacer las necesidades nacionales de consumo de productos forestales, y crear aquellos otros, que con sus productos, viniesen a sustituir con ventaja, el servicio que prestaba la agricultura y la ganadería.
 
Con estas políticas económicas y sin tener apenas en cuenta el punto de vista de la biodiversidad no tardaron en surgir numerosas críticas que se mantienen hasta nuestros días.
 
En resumen las críticas hacia estas repoblaciones se pueden detallar en que se efectuaron sin elaborar un adecuado estudio ecológico, implantando aquellas que poseían un crecimiento más elevado y en
muchos casos siendo especies exóticas como Pinus radiata, Eucalyptus sp y Populus x euramericana.
También ocasionaron en algunas zonas la sustitución de extensos bosques de especies climácicas por otros con un mayor riesgo de incendio por ser especies pirófilas, o por producir un importante impacto paisajístico al observar cientos de árboles plantados en líneas paralelas.
Para evitar que una repoblación pueda ser contraproducente con la idea original que se busca desarrollar se debería tener en cuenta una sería de requisitos, elaborando una adecuada investigación y planificación.
Algunos de los requisitos fundamentales serán los siguientes:
  • En primer lugar, determinar el objetivo de la repoblación. Si será una explotación productora de madera, función protectora, fijación de taludes y riberas, cobertura ganadera, etc.
  • En segundo lugar, se debe seleccionar la especie. Para ello se deben analizar factores fitogeográficos, climáticos y edáficos, seleccionando especies que sean típicas del lugar y si es posible obteniendo los plánteles de ejemplares que crezcan en dicho terreno o en las cercanías. De esta manera garantizamos que las especies que estamos plantando están adaptadas a las condiciones del lugar a repoblar.
  • Tercer lugar, los factores biológicos. Definir cómo será el desarrollo de los árboles frente a la competencia con otras especies, posibles plagas o enfermedades presentes en el lugar, etc.
  • Por último, los factores económicos. Coste de la repoblación; si será una masa productora, accesos, facilidad de extracción, rendimientos, etc.
Tras la investigación previa, comienza otra serie de actividades como la recolección de semillas y las  técnicas de germinación, preparación de sustratos, métodos de cultivo y posteriormente la preparación de terreno, si es necesario abonados, riegos, podas, etc. En conclusión, un proceso de regeneración forestal es una actividad compleja que requiere una planificación adecuada para garantizar su éxito.
 
Repoblación a pequeña escala.
Por otro lado y de una manera más mundana, nosotros también podemos contribuir a la regeneración de nuestros montes aunque evidentemente con un alcance mucho menor y sin la necesidad de elaborar complejos estudios previos.
 
Para ello podemos adquirir unos cuantos árboles en algún vivero especializado o de una forma más gratificante, seleccionar nosotros mismos las semillas al pasear por nuestros campos y bosques y germinarlas para su posterior plantación en algún terreno que debido a diversos factores hubiera perdido su arbolado original.

Sí que es importante tener en cuenta que las especies que plantaremos sean originarias de la zona seleccionada, que ya crecieran en dicho lugar antes de su desaparición.
 
Por otro lado, la mejor época para realizar una plantación será en Otoño o Primavera para aprovechar el máximo las posibles precipitaciones, aunque esto depende del lugar y de las especies. En la región mediterránea sería recomendable efectuarlo en Otoño, preferentemente tras periodos de lluvias en los que el suelo del monte se encuentre húmedo, de esta manera garantizamos algún riego natural en invierno y posteriormente en primavera con lo que las plántulas ya estarán asentadas y enraizadas para aguantar el caluroso verano.
 
Para la repoblación que aquí se describe, se ha seleccionado una zona del interior de la Comunidad Valenciana afectada por incendios forestales y en la cual la masa arbórea prácticamente ha desaparecido dejando paso a la maquia o matorral mediterráneo. Tan solo, podemos encontrar algunos ejemplares dispersos de Pinus halepensis, Pinus pinaster, Quercus ilex, Quercus faginea, Juniperus communis y Juniperus thurifera.
 
Selección de especies:
Teniendo en cuenta las especies anteriores, seleccionamos un total de 10 plantones para plantar en el lugar, entre Pinus pinaster, Quercus faginea y Quercus ilex, procedentes semillas de ejemplares  adultos que encontramos en los alrededores y que lograron sobrevivir a las llamas.

 
Es recomendable recoger semillas de árboles ni muy jóvenes ni muy viejos y de diferentes pies, para garantizar una adecuada salud y diversidad genética de los plantones.
Una vez germinadas aportaremos un sustrato acorde a las condiciones edáficas de dichas especies.
 
Una vez que tenemos los plantones seleccionados procedemos a su plantación, para ello también hay que tener en cuenta aspectos como la adaptación a la luz de estas especies, si son tolerante al sol directo (heliófilas) o que prefieren sombra (esciófilas). Por ello seleccionaremos el lugar más indicado según la especie:
  • Pinus pinaster: Heliófila, podemos plantarlo en las zonas más despejadas o de solana.
  • Quercus ilex: Esciófila durante sus primeras etapas de crecimiento, luego heliófila. Plantar preferentemente en sitios con sol y sombra, entre grandes arbustos, paredes rocosas o incluso en umbrías.
  • Quercus faginea: Principalmente esciófila, aunque también aguantará el sol directo en estado adulto. Plantar preferentemente en las umbrías.
Preparación del terreno:
Una vez escogido el lugar más indicado procedemos a realizar el agujero de plantación. En primer lugar retiramos la posible maleza que pueda competir con el espacio reservado a nuestro árbol. En este caso se retira una porción de la abundante vegetación herbácea que cubre el lugar.
 

 
Hoyo de plantación:
A continuación realizamos el hoyo de plantación. Unas dimensiones de 40cm x 40cm pueden bastar aunque podemos hacerlo más grande si es necesario. Al cavar el hoyo podemos reservar a un lado la capa de tierra superior, que como en este caso es la que más materia orgánica posee, siendo la parte inferior más arcillosa. De esta manera mezclaremos ambas capas para favorecer el drenaje y el aporte de nutrientes.
 
Se puede apreciar la diferencia de tonalidad entre la tierra de la capa superior (más oscura) con mucha materia orgánica y el resto (más ocre) rica en arcillas. Es recomendable mezclar ambas capas.
 Una vez el árbol está en el hoyo procuramos centrarlo y añadiremos la tierra hasta cubrir totalmente el cepellón. Una vez cubierto compactaremos la zona, no excesivamente, para afianzar la planta. Sería conveniente realizar alcorques con la misma tierra de forma que al llover se acumule el agua en su interior.


Una vez tenemos el alcorque realizado, podemos esparcir la misma hierba que hemos cortado al principio sobre el hoyo de plantación, de esta manera creamos una capa protectora que evitará por un lado, que el impacto de la lluvia arrastre la tierra pudiendo destapar las raíces y por otro lado, permitimos que se conserve la humedad por más tiempo. Por otra parte, al ir descomponiéndose la hierba también irá aportando nutrientes beneficiosos para el desarrollo de la planta.



Si no se dispone de hierba para formar la capa protectora, podemos usar otros materiales de los alrededores como corteza de pino, hojarasca, incluso gravilla fina.
Pinus pinaster listo para crecer en su nueva ubicación.
 Si la zona en la que hemos plantado nuestros árboles es transitada por excursionistas podemos poner unos palos clavados en la tierra alrededor del arbolillo para hacerlo más visible y evitar de esta manera que algún caminante despistado nos lo aplaste. También podríamos hacer el típico circulo de piedras alrededor del mismo, aunque para mi gusto queda más artificial, además, lo que tratamos en este caso es de restaurar un hábitat de la forma más natural posible.


Marco de plantación:
Como los árboles que plantaremos  serán pocos, no será necesario diseñar previamente un marco de plantación, tan solo buscaremos aquellos lugares más favorables para nuestros árboles y los instalaremos en dicho terreno.
Si por el contrario disponemos de un número elevado de ejemplares, deberemos guardar una distancia de separación entre árbol y árbol de unos 5 metros y aplicar un marco de plantación a tresbolillo, huyendo de la típica plantación en líneas paralelas, de esta forma obtendremos un aspecto más natural en la futura masa forestal.

Pinus pinaster
Quercus faginea
  Si disponemos de algún punto de agua cercano sería muy recomendable regar todos los árboles plantados, de esta manera asentaremos mejor la tierra alrededor de las raíces y además dispondrán de una cierta cantidad de humedad hasta las próximas lluvias.
En este caso, en la región mediterránea que nos encontramos, pueden pasar largos periodos de tiempo sin apenas caer unas gotas, por lo que se debería realizar algún riego periódico por lo menos hasta que la planta se acomode y enraícen en el terreno. De esta manera aumentamos la tasa de supervivencia considerablemente.


 
Una vez que nuestros árboles estén asentados, irán creciendo poco a poco. Durante este proceso no podemos olvidarlos, debiendo acudir cada cierto tiempo al lugar para aplicar las correspondientes podas y garantizar así su correcto desarrollo.

Y después de muchos años cuando visitemos el lugar con nuestros nietos podemos decirles que esos árboles los plantamos nosotros y que seguirán ahí cuando ya no estemos, dejando nuestro legado para las generaciones venideras.

Gran ejemplar de Carrasca (Quercus ilex var. rotundifolia) de al menos 200 años de antigüedad. Siete Aguas, Valencia.